El estudio “Aumentar la ambición y acelerar la financiación de la lucha contra el cambio climático” es el tercero que publica el Grupo de Alto Nivel sobre Finanzas Climáticas, liderado Nicholas Stern, Eleonore Soubeyran, Amar Bhattacharya y Vera Songwe, y concluye que el mundo en su conjunto debe incrementar su financiación climática si quiere cumplir las metas de reducción de emisiones.
"A este grupo independiente se le encomendó la tarea de ayudar a desarrollar y presentar opciones políticas y recomendaciones para fomentar y permitir inversión y financiación públicas y privadas necesarias para cumplir los compromisos, la ambición, las iniciativas y los objetivos del Acuerdo de París", aclaran.
Los especialistas presentaron su nuevo informe en el día de “Financiación, Inversiones y Comercio” de la COP29, la cuarta jornada de esta cumbre del clima de la ONU que hasta el 22 de noviembre se celebra en la capital azerí.
En el documento advierten de que “cualquier déficit de inversión antes de 2030 supondrá una presión añadida en los años siguientes, creando un camino más empinado y potencialmente más costoso hacia la estabilidad climática”.
Calculan que los países en desarrollo necesitarán en total 2,4 billones anuales para costear la acción y adaptación climática para 2030, y que 1,4 billones los podrán apoquinar de sus propios recursos nacionales, mientras que un billón deberá venir de fuentes externas.
También podrán financiarse solos 1,9 billones anuales de los 3,2 para 2035 que requiere hacer frente a la crisis climática allí, concluyen, pero el resto -1,3 billones anuales- deberá venir de financiación externa "de todas las fuentes: públicas y privadas.
“Cuanto menos consiga el mundo ahora, más tendremos que invertir después”, inciden.
El mundo, en general, deberá incrementar su inversión en clima para 2030: la cifra total para esa fecha estará cerca de 6,5 billones de dólares anuales.
Los mayores aumentos en la inversión, destacan los especialistas, se necesitan en los países en desarrollo y en las economías emergentes sin contar con China.
“Estas regiones tienen bajos niveles de inversión, importantes necesidades de desarrollo, y se prevé que contribuyan en más del 50% a las emisiones mundiales de aquí a 2030”, precisan.
Representarán el 45 % de las necesidades incrementales de inversión de aquí a 2030 pero, lamentan los autores, “se han quedado atrás, especialmente en el África subsahariano”.
En estos países las inversiones climáticas deberían alcanzar un total de 2,4 billones de dólares anuales en 2030; mientras que en los estados ricos —los principales responsables históricos del calentamiento global—, habría que invertir en total 2,7 billones de dólares, y, en China, 1,3 billones.
Las cifras refuerzan la petición de los países en desarrollo de que el nuevo objetivo global de financiación que se negocia en esta cumbre destine en total 1,3 billones de dólares anuales a costear la descarbonización de sus economías, la adaptación a los impactos del cambio climático y las pérdidas y daños que este fenómeno ya ocasiona.
Así lo pusieron sobre papel en el último borrador que el secretariado ha hecho público, un documento “muy largo” sobre el que todavía deben acotar antes de que arranque la semana “política” de la cumbre, en que los ministros se sientan a negociar.
Los países ricos aún no han presentado su propuesta sobre la cuantía total de la nueva meta global de financiación climática, que los países están llamados a fijar para 2025 y que reemplazaría el anterior objetivo de destinar 100.000 millones de dólares anuales a afrontar el problema.
Este asunto central las negociaciones de Bakú, que ya ha generado polarización y frustración en el mundo en desarrollo, se retomará a lo largo del jueves para trabajar en un texto más corto sobre el que los países puedan seguir negociando.