La población de oveja marismeña se reduce al medio millar de ejemplares en el mismo límite del parque Nacional y el parque natural de su entorno. La otra mitad está en la sierra del Norte de Sevilla gracias a un programa de la Diputación Provincial de Sevilla, el lince ibérico, por el contrario, cuenta con más de un millón de ejemplares en la Península. Estas ovejas son propiedad de la cooperativa ganadera de las marismas de hinojos o Huelva que se integraba por 350 socios que poseen vacas y caballos y por ello conservan más de 200 ejemplares de estas ovejas.
Una especie que se adapta al cambio climático
Esta especie sería la que mejor podría adaptarse a las exigencias del cambio climático. La oveja aguanta la mosca gusanera y no hace hongos en las pezueñas aunque pise continuamente terreno inundado. Su leche no se puede aprovechar, no da lana sino vellón (antes se utilizaba para los colchones pero ahora carece de valor). A pesar de todo, su carne resulta deliciosa en gastronomías sofisticadas como la francesa. Es por ello por lo que se está estudiando las posibilidades de que su demanda cárnica garantice la viabilidad de la especie como actividad ganadera, por tanto también su subsistencia.
¿Cómo se distingue?
La oveja churra lebrijana tiene color negro alrededor de su boca y ojos y su cornamenta que llega a superar los 60 kilos. Se distingue por los saltos que efectúan a cada tramo cuando corren por la marisma y su comportamiento silvestre que se distingue por su instinto de protección con sus borregos.