La decisión del nuevo marco regulatorio, fue adoptada durante la 83ª sesión del Comité de Protección del Medio Marino (MEPC), celebrada en Londres. Es el primero en el mundo que combina "límites obligatorios de emisiones y precios para reducir la intensidad de los gases efecto invernadero (GEI)", según indicó en un comunicado la agencia especializada de las Naciones Unidas para el transporte marítimo.
Este acuerdo convierte al sector marítimo en el primero del ámbito industrial global en establecer una normativa vinculante para su descarbonización, combinando límites obligatorios de emisiones con un innovador sistema de tarificación del carbono.
La normativa será formalmente adoptada en octubre de 2025 y entrará en vigor en 2027. Estará dirigida a los grandes buques transoceánicos de más de 5.000 toneladas, responsables del 85% de las emisiones de CO₂ en el transporte marítimo internacional.
El nuevo marco establece un estándar global para reducir la intensidad de los gases de efecto invernadero (GEI)en los combustibles marinos. Asimismo, define qué tan limpia debe ser la energía utilizada por los buques, en función de su impacto climático.
Uno de los aspectos más innovadores del acuerdo es el mecanismo global de fijación de precios para las emisiones.A partir de 2028, se aplicará una tarifa inicial de 100 dólares por tonelada de CO₂ emitida, lo que podría generar entre 11.000 y 13.000 millones de dólares anuales. Estos ingresos serán redistribuidos equitativamente, con especial énfasis en apoyar a los países en desarrollo y Estados insulares.
Este avance normativo fue posible gracias a la aprobación de enmiendas al Anexo VI del Convenio Internacional para la Prevención de la Contaminación de los Buques (MARPOL), que regula la contaminación atmosférica producida por los buques.
El secretario general de La Organización Marítima Internacional (OMI), Arsenio Domínguez, calificó la decisión como un "paso importante" en la lucha contra el cambio climático y en el impulso hacia la modernización del transporte marítimo.
Desde la Comisión Europea, la presidenta Ursula von der Leyen elogió el acuerdo y lo consideró una "base sólida" para la transición energética del sector marítimo. No obstante, también señaló que la medida no garantiza por sí sola que el transporte marítimo cumpla completamente con los objetivos del Acuerdo de París.
Por su parte, la organización medioambiental OceanCare valoró positivamente la existencia de una mayoría de votos para avanzar, aunque lamentó que las medidas finales hayan estado “muy por debajo de las expectativas previas”.
Con esta regulación histórica, la OMI marca una nueva ruta para el transporte marítimo global, sentando precedentes normativos e impulsando la transición hacia tecnologías y combustibles más sostenibles, como el metanol renovable y el amoniaco verde.