Con el plan se pretende lograr un compromiso para la reducción de las emisiones de dióxido de carbono en un 30% entre los años 2020 y 2030, además de la compra en subastas de las emisiones contaminantes que superen los límites establecidos.
Estos límites de emisiones son 78,2 millones de toneladas para el año 2030, por lo que se deberían reducir unas 55,7 millones de toneladas para el año 2030, a través de mecanismos innovadores para garantizar reducciones significativas de emisiones de carbono, mercados de energía competitivos y metas fiables.
En varias ocasiones Trump ha puesto en duda el consenso científico de atribuir el cambio climático a las emisiones de dióxido de carbono y otros gases por el uso de combustibles fósiles, por este motivo, el pasado mes de junio, el presidente de los Estados Unidos anunció su retirada del Acuerdo de París. A partir de aquí, los nueve estados se comprometieron a llevar a cabo la iniciativa, con un producto interior bruto (PIB) de 2,8 billones de dólares, lo que sería la sexta economía mundial.
Las organizaciones medioambientales han celebrado el compromiso y han destacado que cuatro de las administraciones de estos estados son demócratas, y otras cinco republicanas.