Tras seis meses de adiestramiento, este perro se ha convertido en el mayor apoyo de James Isaac, un niño de nueve años con esa enfermedad. El niño, que rechazaba todo tipo de contacto con su familia, incluso el visual, no se separaba del perro ni siquiera durante sus visitas al hospital de Wellington, en Nueva Zelanda. La imagen de la última de estas visitas, con Mahe tumbado junto a James, se ha convertido en una foto viral y las redes sociales no han tardado en hacerse eco de esta maravillosa y bonita relación.
Michelle Isaac, la madre del pequeño, explica que lo suyo es más que una unión. Incluso durante las pruebas médicas, Mahe se acerca a James para acariciarle y hacer que se sienta protegido. Además, recuerda, que hasta la llegada del perro, su hijo no paraba de moverse en la habitación, tenía ansiedad y salir a la calle suponía un auténtico suplicio. "Mahe es su mejor amigo, lo es todo para él", explica Michelle, que detalla que llevan juntos dos años y medio.
Durante el tratamiento en el hospital, James permanecía anestesiado y Mahe no podía apartar la vista de su dueño. "Se le veía realmente preocupado", dice la madre. Los padres de James reconocen que la llegada de Mahe ha mejorado la calidad de vida de toda la familia y que lo que antes era una angustante salida para cualquier cosa, ahora es algo mucho más llevadero. La presencia del perro hace que James se sienta más seguro y evita los ataques de pánico y ansiedad. Una vez más, queda demostrado que el perro es el mejor amigo del hombre.