El CSIC ha desvelado que estos mamíferos siempre han sido muy pocos y su actual uniformidad genética no es un fenómeno que tenga que ver con un declive demográfico reciente.

El estudio aporta una luz de esperanza a los conservacionistas que defienden que la falta de diversidad genética llevará a la extinción del lince, debido a la endogamia y su escasa capacidad de adaptación a ecosistemas cambiantes.

El equipo, formado por investigadores españoles, ingleses, daneses y suecos, ha extraído el ADN presente en huesos y dientes de 19 fósiles de lince de toda la península con una antigüedad comprendida entre los 50.000 años y el siglo pasado.

"Los linces siempre han sido muy pocos y no es un fenómeno que tenga que ver con un declive demográfico reciente", asegura el investigador del CSIC Carles Lalueza-Fox.

ESTUDIO
Han analizado tres fósiles con edades comprendidas entre los 20.000 y los 2.000 años, procedentes de diferentes excavaciones en Barcelona.

Los autores destacan que, a pesar de haber estado distribuido en toda la Península Ibérica en el pasado, su área actual se reduce actualmente a dos pequeñas poblaciones al sur de España que juntas no superan los 279 ejemplares.

Esta caída drástica se relaciona con la reciente destrucción del hábitat, el declive de la liebre europea, su principal fuente de alimento, y la caza excesiva.

Según Cristina Valdiosera, de la Universidad de Copenhague (Dinamarca), "el mensaje que defiende el estudio es claro: la falta de diversidad de las especies amenazadas no debería frenar los esfuerzos en conservación".

"Es un mito que ciertas especies estén condenadas a morir debido a su genética. Si una especie está en peligro, es por la falta de voluntad por conservarla", concluye la investigadora.