El lince ibérico separó su camino del lince euroasiático o boreal hace unos 300.000 años, conformándose como una especia diferente hace unos 2.500 años. Desde entonces, las poblaciones de este animal se han deteriorado debido a la destrucción de su hábitat y a dos grandes epidemias víricas que sufrió el conejo, su principal fuente de alimento.
Ahora, un grupo de científicos españoles, coordinados por la Estación Biológica de Doñana (EBD), ha secuenciado el genoma de este animal para estudiar su historia pero, sobre todo, para ayudar a su conservación.
Los resultados, publicados en Genome Biology, han demostrado que el lince ha perdido la diversidad de su ADN. Este hecho está marcado por los tres grandes declives demográficos que sufrió la especie, a partir de mediados del siglo XX.
Los investigadores identificaron más de 20.000 genes y encontraron modificaciones relacionadas con la audición, la vista y el olfato, y con la adaptación del lince a su entono, aspectos que les habían convertidos en grandes cazadores. Pero, también encontraron variantes en su genoma consideradas "potencialmente perjudiciales" que podrían estar reduciendo su tasa de supervivencia.
Sin embargo, desde EBD señalan que ha hecho grandes avances en su conservación debido a las medidas tomadas desde el año 2000, como la cría en cautividad o el cruce de poblaciones entre Doñana y Sierra Morena, y recuerdan que en el año 2000 estaba casi extinguido pero que en la actualidad hay más de 400 ejemplares.