El reglamento introducirá gradualmente a partir de 2025 requisitos de declaración, clases de rendimiento y límites máximos de la huella de carbono de los vehículos eléctricos, los medios de transporte ligeros (como las bicicletas eléctricas y los patinetes) y las baterías industriales recargables, pues pretende contribuir a la neutralidad climática de la UE para 2050.
Garantizar, en concreto, que las baterías comercializadas en la UE sólo puedan contener una cantidad restringida de sustancias nocivas que sean necesarias, que además se revisarán periódicamente y a los que se irán aplicando los objetivos de reciclado, explicó la Comisión Europea en un comunicado.
Todos los residuos tendrán que reciclarse y habrá que alcanzar altos niveles de recuperación, en particular de materias primas críticas como el cobalto, el litio y el níquel, de modo que puedan recuperarse al final de su vida útil y reincorporarse a la economía.
Por otra parte, a partir de 2027, los consumidores podrán extraer y sustituir las pilas portátiles de sus productos electrónicos en cualquier momento del ciclo de vida, lo que prolongará su uso antes de su eliminación final, fomentará la reutilización y contribuirá a la reducción de los residuos posconsumo.
La nueva ley europea contempla asimismo que las empresas identifiquen, prevengan y aborden los riesgos sociales y medioambientales relacionados con el abastecimiento, la transformación y el comercio de materias primascomo el litio, el cobalto, el níquel y el grafito natural contenidos en sus baterías.
La comisión ha recalcado que es previsible un aumento masivo de la demanda de baterías en la UE, que no debería contribuir a un incremento de tales riesgos medioambientales y sociales. A continuación, explican, los Estados miembros deberán aplicar la normativa en sus respectivas legislaciones.
Y es que, desde 2006, las baterías y los residuos de pilas están regulados a escala de la UE por una directiva que la Comisión propuso revisar en diciembre de 2020 debido a las nuevas condiciones socioeconómicas, los avances tecnológicos, los mercados y los usos de las pilas.
De aquí a 2030, la UE prevé que la demanda de baterías se multiplique por 14 en todo el mundo, mientras que la Unión podría representar el 17% de esa demanda, debido fundamentalmente a la electrificación del transporte.
En paralelo, la Comisión puso en marcha en 2017 la llamada Alianza Europea de Baterías, que pretende construir en Europa una cadena de valor de baterías innovadora, sostenible y competitiva a escala mundial, y garantizar el suministro necesario para descarbonizar los sectores del transporte y la energía.