Acudir al dentista es algo que a la mayoría de los niños no suele gustar. La idea preconcebida de que lo van a pasar mal por el dolor es lo que principalmente les echa para atrás.
Desde hace dos años, la perrita Jojo, de seis años, asiste mensualmente a la clínica para actuar como asistente dental para el doctor Paul Egger y el doctor Thomas Resnick. El animal forma parte del equipo y en la página web de la consulta aparece como un miembro más del personal.
Jojo ha trabajo como perra de terapia durante toda su vida, pero para colaborar en la clínica era necesario entrenarla para que se acostumbrara a los sonidos de los aparatos que allí se utilizan. A partir de aquí, la labor de Jojo se ha convertido en indispensable.
Pacientes que antes necesitaban óxido nitroso u otro sedante para relajarse ya no lo requieren. La compañía de Jojo logra a calmar los nervios de estas personas. "Las citas son mucho más rápidas y relajadas para ellos. Así el odonotólogo puede dedicarse a hacer el trabajo", han contado los trabajadores.