El pasado febrero, el país asiático suspendió dos meses antes de lo previsto la pesca de cetáceos en el Océano Antártico debido al acoso de la organización ecologista Sea Shepard, que en los últimos años ha llevado a cabo abordajes, lanzamiento de ácidos corrosivos o encadenamientos de sus activistas a los balleneros nipones.
Hacer valer su pensamiento
"Pretendemos seguir haciendo valer la forma de pensar de nuestro país", explicó Kano en declaraciones recogidas por la agencia local Kyodo, en referencia a los países y grupos ecologistas que acusan a Japón de encubrir la caza comercial de cetáceos bajo la etiqueta de "captura con fines científicos".
Japón, Islandia y Noruega son los únicos países del mundo que siguen pescando ballenas, una práctica que Tokio defiende como una tradición cultural milenaria pese a que la abandonó en 1986 por la moratoria internacional y la retomó un año después bajo un programa de investigación.
Kano detalló que el barco que acompañará a las expediciones niponas es una patrullera de la Agencia Estatal de Pesca, al tiempo que indicó que Japón seguirá haciendo seguimientos de las poblaciones de ballenas con vistas a solicitar a la Comisión Ballenera Internacional la reanudación de la caza comercial.
Consumo en retroceso
Aunque la carne de ballena se puede encontrar en los restaurantes japoneses especializados, su consumo ha caído con fuerza en los últimos años hasta suponer en 2009 algo más de 4.200 toneladas, cuando en 1962 llegaba a las 230.000.
Sea Shepherd ha criticado la decisión del Ministerio y asegura que sus activistas arriesgarán sus vidas para detener la pesca de ballenas, informó la cadena pública NHK.