La caza de delfines en Taiji, Japón, ha comenzado un año más. Los pescadores han iniciado ya la nueva temporada de caza de estos animales, una polémica tradición celebrada desde hace décadas, bajo la mirada de activistas internacionales que se presentaron para mostrar su disconformidad y pedir que cese esta práctica.
La temporada pasada se cobró la vida de 937 ejemplares y en este año, la Agencia de Pesca nipona ha autorizado una caza de 1.873 ejemplares. Taiji está considerada como la cuna de la caza de cetáceos.
El método que se usa para cazar a delfines y otros cetáceos fue inventado por el propio pueblo y consiste en crear un muro de sonido con varias embarcaciones. El muro empuja a los animales a la bahía, donde son arponeados. La práctica se desarrolla bajo la vigilancia de la policía costera para evitar conflictos entre pescadores y activistas.
La mayoría de los delfines se destinan al consumo humano, sobre todo en el mercado nipón, y solo una pequeña parte de ejemplares son capturados vivos y vendidos a zoos, según informa la ONG Sea Sheperd.
La Asociación Japonesa de Zoos y Acuarios (JAZA) decidió el pasado mayo dejar de adquirir animales capturados durante esta práctica, debido a la advertencia de WAZA, la agrupación mundial de este tipo de instalaciones, de expulsar a la entidad si continuaba con estas adquisiciones.