El Seprona encontró hace dos semanas un ejemplar de lince fallecido en Sierra Morena. Una vez certificada la muerte, la hembra de dos años fue trasladada al Centro de Análisis y Diagnóstico de la Fauna Silvestre de la Junta de Andalucía (CAD) donde le realizaron la necropsia que ha revelado que murió por un disparo. Ahora, el Seprona ha abierto una investigación para encontrar al culpable.
La Ley del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad considera como infracción muy grave “la destrucción, muerte, deterioro, recolección, comercio o intercambio, captura y oferta con fines de venta o intercambio o naturalización no autorizadas de especies de flora y fauna catalogadas en peligro de extinción, así como la de sus restos” que puede ser agravado según la legislación de cada Comunidad Autónoma. Además, el Código Penal dice que, el matar a un ejemplar perteneciente a una especie protegida puede suponer penas de hasta dos años de prisión si ha sido intencionado.
Este lince es el décimo que muere en territorio andaluz en lo que llevamos de año.
Las zonas protegidas de Andújar y Cardeñas son los espacios con mayor población de lince ibérico en España.
Actualmente, en Andalucía hay 80 cachorros nacidos en libertad bajo la campaña de reproducción del lince que, con la mitad del censo contabilizado se considera un éxito.