Los diferentes gestos se organizan en cinco niveles, según el esfuerzo personal, e incluyen una tabla que evalúa su impacto sobre la reducción de los gases de efecto invernadero.
El primer nivel incluye las tareas más fáciles: acciones cotidianas como la adquisición de electrodomésticos de clase energética A; la gestión correcta de la basura y su reciclado, y la fijación del termostato de la calefacción a una temperatura de 20 ªC. Con la primera acción se logra un ahorro energético de hasta un 60% del consumo eléctrico del hogar.
El sencillo gesto de depositar en el contenedor amarillo las latas de conserva y proceder a su reciclaje permite ahorrar el 90% de la energía que se necesita para producir una lata nueva. Y, en el caso de la calefacción, reducir la temperatura de las casas en solo un 1 grado hace que la factura descienda entre un 5 y un 10%. Estos gestos cotidianos se completan con otras 10 acciones como usar la factura electrónica, apagar las luces de la casa o utilizar programas de baja temperatura en el lavavajillas.
El segundo de los cinco niveles de dificultad recoge acciones que implican un mayor grado de compromiso personal, aunque fácilmente asumible. Entre ellas están la utilización del transporte público, el incremento del consumo de frutas y verduras en detrimento del de carne (la producción ganadera genera casi el 15% del total de emisiones), la utilización de vajilla y bolsas reutilizables frente a las desechables, y el apagado total de los electrodomésticos, incluido el stand-by.
El tercer nivel da un paso más y anima a la ciudadanía a utilizar contenedores de residuos orgánicos para producir compost, a consumir productos locales en comercios de proximidad para evitar el gasto energético asociado al transporte, y a reducir el consumo de agua embotellada.
El cuarto nivel, considerado muy difícil, implica un compromiso personal activo e incluye acciones como la compra de determinados alimentos a granel; mantener una correcta gestión de los teléfonos móviles en lo relativo a su vida útil, recarga de batería y reciclaje; el uso de bombillas LED, y la elección de alojamientos con etiqueta ecológica.
La guía se completa con un quinto nivel, en el que la ciudadanía asume tareas proactivas en defensa del medio ambiente: como participar en proyectos de reforestación, contratar electricidad procedente de fuentes renovables, y promover el cultivo de alimentos ecológicos destinados al autoconsumo.
La guía se publicará por primera vez en el Congreso Nacional de Medio Ambiente (CONAMA), que se celebrará en Madrid entre los días 26 y 29 de noviembre.
Se trata de la principal cita relacionada con el desarrollo sostenible en España, organizada cada dos años. Allí se podrá conseguir la guía con los ’52 Gestos por el Cambio Climático’ en el stand que el Gobierno Vasco compartirá con ACLIMA, el clúster que agrupa a las Industrias del Medio Ambiente de Euskadi.
Estas 52 acciones están encaminadas a cumplir la Estrategia de Cambio Climático del País Vasco Klima 2050, que fija como objetivo reducir en un 80% las emisiones de gases de efecto invernadero en Euskadi para el año 2050. En la actualidad, cada persona emite un total de 8,7 toneladas de CO2, cuando la media de la Unión Europea es de 8,5 toneladas.