Plantar no es algo malo, pero la prioridad debe centrarse en hacer que los bosques sean resilientes a los fenómenos extremos que están por venir, puesto que los incendios, plagas y sequías son cada vez más virulentos.
En este sentido, Miguel Ángel Soto, responsable de la campaña de bosques de Greenpeace, asegura que “debemos preguntarnos si habrá agua para regar o si las variedades son adecuadas para las nuevas condiciones climáticas”.
El discurso de cero emisiones está cargado de trampas donde cada vez son más las empresas que optan por plantar árboles para reducir la huella de carbono, cuando deberían reducir sus emisiones de CO2 para verdaderamente luchar contra el cambio climático.
“Lo importante no es tener más árboles, es tener mejores bosques y eso, a veces, significa reducir la densidad” afirma Soto, de manera que “cuando hay exceso, el bosque ya no fija carbono y hay que quitar para que siga creciendo y fijando”. Sin embargo, hacen falta medios y fondos para llevar a cabo esa buena gestión.
Por este motivo, lo importante es saber cuándo y cuánto quitar, puesto que los niveles de abandono existentes elevan el riesgo de incendios forestales, que, a su vez, emiten enormes cantidades de CO2 a la atmósfera, aunque también es necesario repoblar las zonas en las que ha desaparecido arbolado para recuperar su misión.
Las emisiones sólo pueden compensarse por medio de la vegetación y el mar. En este sentido, el decano del Colegio oficial de ingenieros de Montes, Eduardo Rojas, afirma que “el mar no lo podemos gestionar, pero la vegetación sí”.
Sin embargo, Rojas también asegura que “mientras avanzamos en la reforestación porque las empresas quieren compensar emisiones, estamos dejando de lado el cuidado de lo que ya hay”.
Muchas empresas, especialmente las contaminantes, repueblan para cambiar el aspecto del territorio, pero lo realmente importante es saber si su resultado es beneficioso para la sociedad, de manera que se debe controlar que esas plantaciones estén bien diseñadas y ejecutadas en base a principios técnicos y científicos.
Por ello, sería necesario que, a partir de determinados tamaños, se realizaran evaluaciones previas. Aunque para conseguir una mayor efectividad, lo realmente importante es elaborar un plan nacional e identificar las zonas prioritarias de restauración.
Finalmente, en el marco de la Cumbre del Clima COP26 que se ha celebrado en Glasgow, un centenar de líderes mundiales de países que representan el 85% de los bosques del planeta se han comprometido a frenar y revertir la deforestación y la degradación terrestre para el 2030.