El Acuerdo de Aichi, firmado en la ciudad japonesa del mismo nombre, recoge un Plan Estratégico para la Diversidad Biológica, que tiene un conjunto de 20 metas agrupados en 5 grandes objetivos y cuya meta global es luchar contra la pérdida de la biodiversidad.
El estudio de OS pone de manifiesto que lo más preocupante es el incremento del uso de fertilizantes y fitosanitarios en la agricultura, el avance de las infraestructuras y el aumento de especies exóticas invasoras.
Según OS, una de las metas que está “más cerca de su cumplimiento” es la de declaración de espacios protegidos (M11), que “supone ya un casi un 40 %”, pero “en muchas ocasiones es sólo sobre el papel y adolecen de planificación e interconexión entre ellas”.
Otro de los desafíos que está próximo a lograrse tiene que ver con la M19, que “aconseja un aumento de los conocimientos con base científica”, pero “continúan existiendo grandísimas lagunas en grupos taxonómicos enteros como, por ejemplo, en insectos o en dinámicas poblaciones de otros grupos, o en la relación e impactos del cambio climáticos sobre las poblaciones”.
El informe revela que hay otras 7 de las 20 metas en una “situación estacionaria”, que tienen que ver con la eliminación o reforma de incentivos perjudiciales para la diversidad biológica, la puesta en marcha de planes para logar la sostenibilidad en producción y consumo o reducir o detener totalmente el ritmo de pérdida de todos los hábitats naturales, entre otras.
En una situación “más preocupante”, indica el estudio, se encuentran 10 de las 20 metas, como la conciencia masiva de la población del valor de la diversidad biológica, la integración de la biodiversidad en las estrategias nacionales y procesos de planificación, la que aconseja zonas destinadas a agricultura y silvicultura gestionadas de forma sostenible y conservando la diversidad o la que versa sobre el control de especies exóticas.
De las 20 metas, la M18 aparece en una “situación muy preocupante” y tiene que ver con el respeto a conocimientos, innovaciones y prácticas tradicionales de las comunidades locales pertinentes para la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica.
El informe recomienda a España actuar de “forma clara y transparente” en la mejora de la biodiversidad para “compensar la década de retrasos y los avances en su destrucción en un escenario de cambio climático” como el actual”.
Asimismo, aconseja “iniciar un sistema claro, transparente y actualizado de evaluación y rendición de cuentas respecto a las actuaciones en la recomendación anterior”.
Medidas necesarias
Además, plantea que el Estado español, al final del camino del proceso de Aichi con unas metas y objetivos bien claros y definidos sobre la Biodiversidad, “no ha aplicado ni presenta indicios de tomar las medidas necesarias para alcanzar un grado de cumplimiento en estas metas”.
España es un país con una “gran biodiversidad”, de “tradiciones ligadas al medio ambiente” y con “una riqueza ecológica y paisajística incalculable”, por lo que “son necesarios esfuerzos que protejan y promuevan la biodiversidad”, apunta el informe.
Cumplir objetivos
La investigación señala que el compromiso con programas y estrategias internacionales deberían servir como un aliciente para cumplir los objetivos y metas para proteger la biodiversidad y, sin embargo, lejos de cumplir dichos compromisos hay “muchos ejemplos de acciones realizadas discordantes con el cumplimiento de estas metas, que suponen una seria amenaza para la biodiversidad”.
Entre esas acciones están la existencia de subvenciones perjudiciales para la biodiversidad, el incremento del uso de fertilizantes y fitosanitarios en la agricultura, el avance a ritmos sin precedentes de las infraestructuras sin integración alguna con la biodiversidad, el aumento de superficie con especies exóticas -como eucaliptos- que ocupan más espacio que en Australia y la proliferación sin control de muchas especies invasoras.