Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos es la meta número seis de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), habida cuenta de la importancia que tiene para la construcción de un mundo justo. Los expertos estiman que más de 2.000 millones de personas viven actualmente con "estrés por déficit hídrico", un término que se utiliza cuando la proporción de agua dulce utilizada supera el 25% de los recursos totales.
Aprovechando la celebración el Día Mundial del Agua, el 22 de marzo, Naciones Unidas y el Banco Mundial han divulgado el informe'Cada Gota Cuenta: una agenda para la acción sobre el agua', con el que se llama básicamente a invertir en un recurso clave y especialmente escaso en zonas rurales. "Es un asunto de vida o muerte", ha advertido el secretario general de la ONU, António Guterres.
La ayuda oficial para el desarrollo centrada en el agua ha aumentado en los últimos años y en 2015 ya sumaba 8.600 millones de dólares, un 67% más en términos reales que una década atrás. Sin embargo, las organizaciones coinciden en que no es suficiente y es necesario al menos doblar la inversión en infraestructuras en los próximos cinco años.
No en vano, la demanda global crece en torno a un 1% por una serie de factores que tienen que ver no solo con el aumento de la población o el desarrollo económico, sino también con los patrones de consumo.
El último Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarollo de los Recursos Hídricos, publicado con motivo del Foro Mundial del Agua celebrado en Brasilia, recoge que dicha tendencia se mantendrá e incluso podría crecer de cara a las próximas décadas.
La directora general la UNESCO, Audrey Azoulay, asegura en dicho texto que "la escasez de agua puede conducir a disturbios civiles, migraciones masivas e incluso conflictos dentro y entre los países", mientras que el presidente de ONU-Agua, Gilbert F. Houngbo, ha recalcado que "ante un patrón de consumo acelerado, el creciente deterioro del medio ambiente y los impactos multifacéticos del cambio climático", se hace "evidente" revisar la actual gestión de la demanda.
Ya en la actualidad, el 40% de la población mundial sufre escasez, pero entre 24 y 700 millones de personas podrían verse abocadas a abandonar sus hogares antes de 2030 por situaciones derivadas de estas carencias, sobre las cuales es complicado establecer cualquier tipo de pronóstico o evaluación, como ha reconocido la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).