Los tapones adheridos a las botellas en España son relativamente recientes, pero desde este miércoles 3 de julio este mecanismo es obligatorio. Esta medida no es un capricho de los fabricantes, ya que forma parte de la Ley 7/2022 de residuos y suelos contaminados para una economía circular. Su origen reside en la legislación europea, cuya Directiva (UE) 2019/904 de 2019 indica que es necesario que la mayoría de tapones deben estar adheridos a las botellas o briks para asegurar que el cierre se recicle con el envase. Con esta medida se intenta conseguir una economía más sostenible y menos contaminante.
Una solución que puede favorecer el reciclado
Según la estadística del Ministerio de Transición Ecológica, España genera alrededor de 1,6 millones de toneladas de residuos a base de plástico. Entre esos objetos, un 6% son tapones y un 1,4% botellas y garrafas.
El principal objetivo de esta nueva normativa europea es conseguir que los envases de un solo uso se reciclen lo máximo posible y de ese modo dejen de formar parte de muchos de los paisajes medioambientales donde son abandonados y que en muchísimas ocasiones acaban en las playas y en los océanos, poniendo en peligro a muchas especies que habitan en ellos.
Una medida poco agradable para los consumidores
El nuevo formato de las botellas y bricks llevan ya algún tiempo en el mercado, muchos consumidores han comentado en sus redes sociales que nuevo cierre les resulta incómodo a la hora de beber. Además, muchos otros señalan su preocupación por el fin de aquellas iniciativas solidarias que se ejecutan a través de los tapones de plástico. Dichas iniciativas consistían en recogerlos para obtener fondos para diversas causas, como las que afectan a los pacientes de enfermedades poco comunes.