Las paredes verdes o ecosistemas verticales, a parte de tener una función estética, proporcionan condiciones medioambientales que favorecen a la flora y fauna autóctona de los lugares donde están situados.
En España, encontramos un reciente proyecto del año 2018 en la madrileña calle Montera, donde se ha restaurado un edificio de 200 metros de altura con la fachada recubierta de vegetales. Para su construcción, se han utilizado 8.000 plantas de 22 especies distintas, seleccionas específicamente por su capacidad de adaptación al clima de la capital y porque sobreviven a las condiciones de orientación en las que se encuentran (altura y verticalidad).
La obra la ha realizado la empresa 'Paisaje vertical', creada por el biólogo español Ignacio Solano, el cual ha hecho numerosas expediciones botánicas en los cinco continentes desde hace 14 años. Su objetivo es crear un sistema de decoración con el que las grandes ciudades mejoren su calidad del aire y combatan la crisis ambiental actual.
La forma en la que administran el agua los jardines verticales es muy eficaz y ahorrativo a nivel económico. Para el riego utilizan un sistema por goteo y, además, recogen tanto el agua residual como el de las precipitaciones en bandejas situadas en la zona inferior de las plantas para, posteriormente, reciclarlo y reutilizarlo.
Además, los ecosistemas verticales mejoran la calidad del aire debido a que absorben el excesivo dióxido de carbono de las ciudades y lo convierten en oxígeno.