El dispositivo SmartWater es el resultado de 15 años de trabajo de Rafael Rodrigo y Francisco Pelegero que, según han explicado, se plantearon "cómo evitar el despilfarro de agua en el hogar durante la regulación de la temperatura".
Así, en "el 80 % de las viviendas españolas", al abrir el grifo de agua caliente el servicio no es inmediato ya que el líquido tarda en calentarse y "en la ducha, por ejemplo, podemos malgastar cada vez hasta 20 litros del agua fría que llega a través del conducto de la caliente y que dejamos correr" sin utilizarla.
Este agua "potable y útil, pasa a convertirse en fecal una vez en la alcantarilla", por lo que debe ser descontaminada sin haber sido aprovechada. Para evitar este desperdicio, antes de abrir el grifo Smartwater se activa a voluntad del usuario y desvía el agua con temperatura todavía fría a un depósito de almacenaje homologado, donde conserva su potabilidad.
Cuando empieza a correr a una temperatura elevada por las tuberías, el equipo avisa de forma sonora y visual y el usuario puede disponer de ella inmediatamente en cuanto abre la llave. Si precisa mezclarla con agua fría para obtener un determinado punto de confort, la primera que se consume es la que ha sido previamente almacenada en el depósito, por lo que "por cada litro que no tiramos, ahorramos dos: el que no hemos tirado y el que reciclamos".
Con este sistema es posible no sólo ahorrar agua y energía sino, también, emisiones de CO2. El ahorro energético se debe a dos factores: las diferencias de presión que reducen los caudales y por tanto el gasto de agua caliente y el menor uso del calentador, que no necesita funcionar tanto tiempo. Además, el equipo "no tiene ningún consumo eléctrico para la vivienda, ya que hace su trabajo con cuatro pilas AA estándar" con las que "puede funcionar durante dos años".
Rodrigo y Pelegero, que comercializan su producto a través de la cooperativa Ibérica Desarrollo e Investigación (IDI), han elaborado una comparativa de inversión por amortización con las placas solares que se usan también para calentar agua "y las cifras son claramente favorables a SmartWater".
Según sus cálculos, "la amortización real de una placa solar, en torno al mismo precio en equipo e instalación que SmartWater" está en unos cinco años, "una muy buena cifra, porque su vida útil es de 20". Con el nuevo dispositivo esa amortización "estaría en dos años y tres o cuatro meses" en el caso de una vivienda y en un plazo todavía menor "si se trata de un negocio como una peluquería, donde sería de unos seis meses".