Parece que no puede ser real o que el algo que podría desarrollarse en un futuro pero es real y existe. Sergio Gamberini, el presidente de una compañía que fabrica equipo de buceo, estaba disfrutando de unas vacaciones en Italia cuando se le ocurrió la interesante idea de crear un auténtico invernadero submarino.
Así, junto a su equipo diseñó una especie de globos transparentes que se sumergen en el océano y se llenan de aire bajo el agua. Una vez ancladas estas campanas, las mismas sirven como ambiente para crear huertas para especies como fresas, albahaca y lechuga, entre otras.
Utilizar las propiedades del agua del mar, su temperatura constante y la evaporación natural del líquido en contacto con una superficie o espacio de aire, parecían complementarse perfectamente para crear biosferas bajo el agua.
Así, estos invernaderos aprovechan la temperatura del mar y las altas concentraciones de dióxido de carbono para crear atmósferas ideales para el crecimiento de las plantas que se desarrollan a una velocidad mucho mayor.
Además, esta iniciativa es ecológica ya que no daña ni perjudica al medio ambiente, algo fundamental para seguir adelante con estos invernaderos marinos.
El objetivo de Nemo’s Garden, que es el nombre esta empresa, es aprovechar la temperatura constante del agua que rodea al globo y la evaporación natural del líquido en contacto con el aire.
"Intento hacer algo que es un poco diferente y mostrar la belleza del océano. Espero hacer algo por la gente joven e inspirar nuevos sueños", ha explicado su dueño.
Por ello esperan que estos invernaderos submarinos puedan convertirse en una opción real de cultivo en el futuro y que puedas tener cultivar tus propias plantas bajo el agua.
NO PERJUDICAN AL MEDIO AMBIENTE
NO PERJUDICAN AL MEDIO AMBIENTE
Descubrimos los invernaderos submarinos: innovadores huertos bajo el mar
¿Te gustaría poder cultivar fresas, lechugas o tomates debajo del mar?, ahora es posible con una empresa que ha dedidido crear innovadores huertos que que se desarrollan bajo el agua.
Hazte Eco
| Madrid | 09/10/2015