La pérdida de los sumideros naturales en zonas tropicales y templadas ha contribuido en las últimas décadas a la emisión de gases de efecto invernadoro y, por lo tanto, al calentamiento global, según el comunicado facilitado por el CSIC.
La Zostera marina del Ártico
Por el contrario, en las costas del Ártico y sub-Ártico, la angiosperma ‘Zostera marina’ crece “a su óptimo térmico” y “se espera que el calentamiento del océano proyectado para finales de este siglo favorezca su crecimiento y producción”, según Nuria Marbá, coautora del trabajo e investigadora del CSIC en el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados.
De esta manera, Nuria cree que este tipo de ecosistemas puede convertirse en “un sumidero de carbono natural muy importante en el futuro”.
La presencia de este tipo de praderas en Nuuk fue documentada por vez primera en 1830, aunque la primera observación de dos de las tres estudiadas data de 1910 y la tercera, de 2009.
Un sumidero nuevo
Su expansión “representa un sumidero de carbono nuevo” y, aunque “en la actualidad son poco significativas porque su tamaño es pequeño, su potencial de expansión bajo un escenario de cambio climático es enorme”. En las costas de Groenlandia representan el 12 % del perímetro de costa global, ha añadido uno de los coautores del informe, Carlos M. Duarte, desde la Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdalá (Arabia Saudita).
Además de los centros citados, en el estudio también han participado investigadores de la Universidad de las Islas Baleares y la Universidad Autónoma de Barcelona, así como las de Arhus (Dinamarca) y Edith Cowan University (Australia).