Con posturas más extremas, varios movimientos sociales condenaron diversos proyectos de desarrollo en zonas sensibles, tales como la Amazonía, mientras que representantes de partidos políticos en el poder en Brasil y Venezuela alertaron a los grupos ecologistas de que pueden convertirse en "instrumentos" de un "nuevo capitalismo".

Las principales críticas de los ecologistas se volcaron sobre la hidroeléctrica de Belo Monte, un gigante de concreto que el Gobierno brasileño construye en el corazón de la Amazonía y que desplazará a unos 50.000 campesinos e inundará un área de 506 kilómetros cuadrados.

La organización SOS Florestas, que ya protestó contra Belo Monte este martes durante la marcha inaugural del Foro Social, volvió hoy a tomar las calles para exigirle a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, que paralice el proyecto.

Cumbre de los Pueblos
"Dilma, apaga la motosierra", decían pancartas exhibidas por los activistas, que encontraron respaldo en otros de los grupos del Foro Social que preparan la Cumbre de los Pueblos, convocada en paralelo a la Conferencia de la ONU sobre Desarrollo Sustentable Río+20, que se realizará en Río de Janeiro en junio próximo.

En uno de los debates organizados en el Foro, el dirigente Eronn Bezerra, del Partido Comunista, que integra la coalición en el poder en Brasil, citó la energía hidroeléctrica como "un modelo" para América Latina, por el alto potencial hídrico que existe en la región.

Bezerra criticó a los grupos sociales que defienden la creación de "santuarios ecológicos" en los que los recursos naturales no sean aprovechados y aseguró que la clave es su "uso responsable". Afirmó que la "tesis del santuario" es defendida por los países más ricos del mundo desde la década de 1970 y desde entonces ha sido una "herramienta" para impedir el desarrollo de naciones más pobres.

Amazonía, reserva de agua dulce
Alertó además sobre el "apetito" que la Amazonía despierta en las naciones y empresas del mundo desarrollado, sobre todo porque allí se atesora un 12 por ciento de las reservas de agua dulce del mundo, un recurso que la ONU admite que escaseará este siglo.

"Si en las últimas décadas ha habido tantas guerras por causa del petróleo, imaginen lo que harán por el agua", sostuvo Bezerra.
El político brasileño fue respaldado por la diputada Ana Elisa Osorio, del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), quien dijo que "la voracidad imperialista se exacerba en tiempos de crisis", lo cual pude representar una "nueva amenaza" para América Latina.

Osorio defendió también la "explotación sustentable" de recursos naturales y aseguró que América Latina tiene "una capacidad única en el mundo para las energías renovables" y debe aprovecharla.

Río+20
El diplomático brasileño Guilherme Patriota intervino en el mismo debate y consideró que la Conferencia Río+20 será un escenario ideal para que los países en desarrollo fuercen una discusión más profunda sobre el cambio climático.

"La crisis (financiera) ha sido un balde de agua fría para los países más ricos, que llegarán a Río+20 debilitados", sostuvo.
No obstante, los movimientos sociales del Foro Social tampoco se hacen muchas ilusiones con esa conferencia, que el coordinador del Movimiento Sin Tierra (MST) de Brasil, Joao Pedro Stédile, calificó de "teatrito gubernamental que no detendrá al modelo de desarrollo capitalista".

El encuentro del Foro Social será clausurado el domingo próximo y hoy recibirá a la presidenta Dilma Rousseff, quien según fuentes oficiales defenderá ante los activistas sus proyectos de desarrollo y el alcance e importancia de la conferencia Río+20.