En los próximos años es previsible que aumenten las rivalidades por la dependencia de los países de recursos naturales como el litio o el cobalto, más allá del agua, que son críticos para la transición energética verde y digital.
Así ha alertado Stéphane Dion, dirigente canadiense, previamente ministro de Exteriores y de Medio Ambiente, entre otros cargos públicos, durante su visita a España en vísperas de la presidencia española de la UE y en medio de una ola de incendios forestales catastróficos en Canadá.
Como parte de su agenda de trabajo en Madrid, Dion se ha reunido con autoridades, diplomáticos, y responsables de empresas y organizaciones de la sociedad civil para intercambiar posturas sobre cómo abordar la crisis climática y los desafíos que redefinirán el orden geopolítico mundial.
Centro de excelencia en Canadá sobre cambio climático y seguridad
La prioridad política de Canadá frente al cambio climático es indiscutible, como así lo confirma el hecho de que la ciudad canadiense de Montreal vaya a acoger un centro de excelencia de la OTAN sobre cambio climático y seguridad.
Dion ha instado a la cooperación y ha tendido la mano a España y al resto del mundo para seguir trabajando en los nuevos retos climáticos y de seguridad, pues cada vez hay más tormentas, más inundaciones, más sequías y la gente tendrá que huir de sus territorios a otros más sostenibles, lo que afectará a la estabilidad mundial.
La dependencia hacia el cobalto, el grafito o el litio será, del mismo modo, cada vez mayor, pues energías como la solar o la eólica y el hidrógeno como vector energético requieren un inmenso volumen de materiales críticos.
Actualmente, es China quien controla en gran medida la extracción y transformación de esos materiales clave para la transición energética y aunque el gigante asiático es una superpotencia en crecimiento, los Estados democráticos recelan mucho de su gobierno autoritario.
Muchos miembros de la OTAN y otros aliados, como Japón y Corea, ya se sienten demasiado dependientes de las industrias chinas y por esa razón no quieren aumentar esa dependencia.
El problema de la dependencia de materiales críticos chinos
Europa busca deshacerse de su excesiva dependencia de los hidrocarburos rusos y de los materiales críticos chinos, lo que supone un enorme riesgo para el continente europeo desde el punto de vista de su base industrial, objetivos climáticos y estabilidad sociopolítica.
No se descarta que, en la senda de la descarbonización los países ricos en petróleo, algunos militarizados, puedan verse desestabilizados. En los que también está por ver cómo afectarán las nuevas políticas energéticas de los países directamente sobre el ciudadano y si se llegaría al extremo de una polarización social mundial.
Existe la posibilidad de que el mundo se radicalice en dos bandos antagónicos, con acciones incluso violentas para defender respectivamente sus posturas climáticas.
Algunos países podrían exigir acciones contra la crisis climática mucho más rápidas, preocupados por las perturbaciones del clima cada vez más graves, y otros podrían movilizarse frente a los gobiernos y sus políticas climáticas por no poder llegar a fin de mes ante posibles subidas de precios y el despegue de un nuevo modelo de vida.