La aproximación de la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres ha traído consigo un encuentro preparatorio en Toledo de 43 expertos de 22 países distintos que ha obtenido como resultado un plan de acción de doce años de duración para preservar las especies de buitre.
Este proyecto pretende incluir diez especies de buitres africanos y asiáticos en el apéndice 1 de la Convención de Bonn para evidenciar el grado de amenaza de estas aves y sus necesidades de conservación.
Los buitres asiáticos incluidos son el cabecirrojo, el dorsiblanco bengalí, el indio y el picofino; y de África serán el Ruppel, el cabeciblanco, el dorsiblanco africano y el alimoche sombrío.
Entre las más de cien acciones que incluyen han propuesto prohibir el uso de productos tóxicos, como los cebos envenenados, sustituir la munición de plomo o acabar con el comercio de partes de buitres utilizados en hechicería, sobre todo en Asia y África.
También pretenden minimizar la mortalidad por electrocución y colisión en tendidos y aerogeneradores y garantizar que las aves dispongan de suficiente alimento libre de sustancias tóxicas.
Los expertos han alertado de "la insensatez" de gobiernos como el de España o Italia de autorizar el uso veterinario de diclofenaco, un fármaco antiinflamatorio inocuo para el ser humano pero mortal para los buitres”, ha señalado el director de conservación de SEO/BirdLife, Juan Carlos Atienza.
Atienza ha instado al Gobierno español para que lo prohíba "cuanto antes" y ha señalado la existencia de "otros productos alternativos seguros para las aves".
Este animal se encuentra en una situación de emergencia por lo que es necesario "un plan de choque inmediato" puesto que son especies "proveedoras de servicios ecosistemáticos claves gracias a su posición en la cúspide de la pirámide trófica" ha advertido el director de conservación de BirdLife en Europa y Asia Central, Iván Ramírez.