Estos fallecimientos están relacionados con enfermedades respiratorias y cardiovasculares analizadas por las expertas Carmen Diego Roza, coordinadora del área de Enfermedades Respiratorias de Origen Ocupacional y Medioambiental (EROM) de SEPAR, y Susana del Prado, Cardióloga en el hospital universitario La Paz de Madrid y es que una de cada 8 muertes en el mundo se vinculan con la exposición a ambientes contaminantes.
Desde hace años, la rotundidad de los datos ha obligado a avanzar hacia una concienciación internacional liderada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en el año 2013 incluyó la contaminación ambiental en el grupo 1 de sustancias cancerígenas.
El aire limpio se convierte en aire contaminado y causa de enfermedades cuando se ve afectado por el material particulado atmosférico, el dióxido de azufre, el dióxido de nitrógeno y el ozono. "Estos elementos alteran la mucosa del sistema respiratorio, lo que aumenta el riesgo de padecer la inflamación de la vía aérea" señala Carmen Diego. Una reacción que puede derivar en patalogías respiratorias o cáncer de pulmón.
La inhalación de partículas de contaminación, menores a 2,5 micras, facilita su paso de los pulmones a la sangre donde pueden liberar mediadores inflamatorios, variar la frecuencia cardíaca o facilitar una arritmia mediante la afectación de las células cardíacas.
Estos tres factores son los responsables de los fallecimientos por dolencias cardiovasculares relacionadas con la polución, debido a que pueden causar eventos agudos como ataques en el corazón o en el cerebro. "La contaminación favorece la ateromatosis, que consiste en el depósito de placas de colesterol en las paredes de las arterias, lo que aumenta el grosor de éstas y provoca que las arterias sean cada vez más estrechas", explica la doctora Del Prado.
Este aumento del grosor de la capa íntima y media de la pared arterial, que es dos veces mayor en personas sometidas a altos niveles de contaminación, puede generar: Patologías a corto plazo, como un infarto o un ictus, enfermedades a largo plazo.
Todas estas patologías se relacionan con la contaminación, un término que visualmente se asocia con la polución exterior del humo que expulsa un coche o la chimenea de una fábrica, pero prácticas como cocinar con madera, carbón o biomasa, suponen una contaminación interna, que provoca el 64,1% de los fallecimientos relacionados con la polución del aire.
Por su parte, la contaminación externa, causante de 3,7 millones de muertes cada año, se vincula con afecciones respiratorias como el cáncer de pulmón y con dolencias cardiovasculares, que suponen el 80% de las patologías causadas por ambientes contaminados.
Ya sea dentro o fuera de los hogares, la contaminación es un problema global, que necesita de una reacción mundial para reducir sus niveles de emisión.