La Conferencia de Conservación del Elefante Africano, a la que asisten también representantes de Japón y China, países considerados mercados potenciales de marfil, planea alcanzar una posición común, conocida como Declaración de Hwange, con la que acudir a la COP19, prevista para noviembre en Panamá.
Esta declaración, que podría incluir una solicitud de venta única de marfil por parte de algunos áises del sur de África, tendría que hablar por las personas que han sido privadas de sus derechos por una institución, según Monodwafa, el alto funcionario que se refirió así a la prohibición del comercio de marfil por parte de CITES que impidió en 2019 que los países africanos exportaran elefantes vivos a naciones fuera de África.
Por su parte, Zimbabue asegura, además, que tiene 130 toneladas de marfil obtenido de animales que han muerto por causas naturales o han sido confiscadas a cazadores furtivos, que ha almacenado en cámaras de alta seguridad.
Este país alberga 90.000 elefantes, el segundo número más alto de África después de Botsuana, que tiene unos 130.000.
Los grupos de derechos de los animales y conservacionistas han criticado la celebración de esta conferencia y advierten de que las ventas únicas de marfil por parte de los países del sur de África impulsarían el comercio ilegal de ese material.
Los 45 grupos conservacionistas han emitido una declaración conjunta, destacando que esta reunión enviará una señal peligrosa a los cazadores furtivos y mafias de que los elefantes son meras mercancías y que el comercio de marfil podría reanudarse, aumentando la amenaza para esta especie.