La alerta comenzó en junio, cuando se detectaron cuatro renacuajos que podrían ser de esta especie originaria de América del Norte. Tras varios análisis genéticos en julio la ONG SEO/Birdlife confirmó que, efectivamente, eran renacuajos de rana toro.
Desde que se supo, se ha ido informado al Ministerio de Transición Ecológica y se se ha continuado el seguimiento. "Hasta el momento", se han capturado 406 ejemplares, todos ellos renacuajos, aunque con diferentes estados de desarrollo (renacuajos, larvas en metamorfosis...) y un mínimo de cuatro individuos adultos.
Los ecologistas consideran que la especie podría haber llegado mediante liberaciones en el medio natural realizada por particulares y estiman que se trataría de una fase inicial de colonización de la especie en el Delta, con un núcleo muy localizado y que por lo tanto aún se estaría a tiempo de controlar.
Su expansión tendría como origen la cría en cautividad para consumo, la acuariofilia o tenencia de ejemplares como mascotas, o el intercambio de animales y plantas.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza considera que se trata de una de las 100 especies invasoras más nocivas y recuerdan que esta incluida en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras y el listado del europeo (Consejo y Parlamento) de este tipo de fauna.
Entre los posibles impactos citan las alteraciones del medio y en la estructura de la vegetación, la competencia con especies autóctonas y la transmisión de bacterias, virus y hongos, como el "Batrachochytrium dendrobatidis", implicado en el declive de anfibios a escala global.