Para llegar a esta conclusión los investigadores evaluaron los cambios en las concentraciones ambientales de NO2, O3 y partículas finas (PM2.5) como consecuencia de los cambios en las emisiones durante el confinamiento que tuvo lugar en once ciudades de todo el mundo: Beijing, Wuhan, Milán, Roma, Madrid, Londres, París, Berlín, Nueva York, Los Ángeles y Delhi.
Los expertos de la Universidad de Birningham, en Reino Unido, descubrieron que las reducciones beneficiosas de NO2 debido a las restricciones fueron menores de los esperado, después de eliminar los efectos del clima. En paralelos, los confinamientos auomentarion las concentraciones de ozono en las ciudades.
El NO2 es un contaminante atmosférico clave de las emisiones del tráfico, asociado con problemas respiratorios, mientras que el ozono también es perjudicial para la salud y, además, daña los cultivos.
Este estudio también desvela que las concentraciones de PM2.5, que pueden empeorar los síntomas del asma y las enfermedades cardíacas, disminuyeron en todas las ciudades excepto París y Londres.
Los investigadores señalan que "la reducción rápida y sin precedentes de la actividad económica brindó la oportunidad única para estudiar el impacto en la calidad del aire. Los cambios en las emisiones asociados con las restricciones significaron cambios bruscos en los niveles de contaminantes del aire, pero sus impactos en la calidad del aire fueron más complejos de lo que pensábamos y más pequeños de lo esperado".
La contaminación del aire es el mayor riesgo ambiental para la salud humana a nivel mundial y contribuye a 6,7 millones de muertes cada año.