Los dos perros fueron adoptados en 2008 y, desde entonces, han sufrido el abandono, la falta de alimentos y el maltrato por parte de una madre y un hijo que decidieron que sería buena idea adoptar a estos dos animales. Uno de ellos ha muerto.
Ahora, la Audiencia de Cantabria ha rechazado el recurso de estas personas y ha confirmado la sentencia del Juzgado de lo Penal número 1 de Santander, que ya les impuso esta condena. Según se recoge en el apartado de hechos probados de la sentencia del Juzgado, que da por bueno la Audiencia, esta mujer y su hijo firmaron en julio de 2008 sendos contratos de adopción de mascotas con una protectora de animales.
De acuerdo con esos contratos, la mujer adoptó a un perro y su hijo a otro, y los trasladaron a un cobertizo en Treto (Bárcena de Cicero). Allí los tuvieron permanentemente atados con una corta cadena, sin apenas agua ni comida, rodeados de excrementos y sin recibir cuidados de desparasitación o asistencia veterinaria, ni siquiera la vacunación reglamentaria.
Los animales estuvieron en esas condiciones alrededor de tres años, cuando miembros de la protectora fueron a recogerlos y los llevaron a una clínica veterinaria.
Uno de los perros murió a las pocas horas en esa clínica a consecuencia de una cardiopatía motivada por la presencia de parásitos intestinales y por la situación de abandono generalizado que había sufrido.
El otro perro tenía una marcada delgadez y atrofia muscular sobre todo en las extremidades posteriores, además de parasitosis intestinal.
El Juzgado ha condenado a la mujer y a su hijo por un delito de maltrato de animal doméstico a seis meses de cárcel, y a pagar los gastos de la clínica veterinaria y las costas procesales. La defensa recurrió este fallo frente a la oposición del Ministerio Fiscal y de la acusación particular, que ejerció la protectora. La defensa alegó indefensión y error en la valoración de la prueba, argumentos que desestima la Audiencia de Cantabria.