Un grupo de científicos de la Universidad Estatal de Pensilvania (EEUU) y del Instituto Africano de Ciencia y Tecnología Nelson Mandela de Tanzania han comparado, por primer vez, el genoma de la jirafa y de su pariente más cercano, el okapi.
"La estatura de la jirafa, dominada por su largo cuello y patas, lo que le permite alcanzar hasta seis metros de altura, es una extraordinaria proeza de la evolución que ha asombrado y maravillado durante al menos 8.000 años, como reflejan los famosos grabados de la cueva de Dabous en Níger", explica en un comunicado Douglas Cavener, de la Universidad de Pensilvania.
Para su estudio, los expertos detallaron la secuencia completa del genoma de una jirafa hembra de la reserva Masai Mara en Kenia y otra del zoo de Nashville (EE.UU.), así como la de un okapi macho del Parque Conservacionista de White Oak, en Florida (EE.UU.).
Tras comparar entre sí los genomas de estos dos animales, así como con el de otros mamíferos, los científicos creen que el desarrollo del cuello de la jirafa y el del okapi (mucho más corto) podría tener su origen en los cambios genéticos registrados en dos conjuntos de proteínas.
Uno de estos conjuntos controlaría el gen que expresa el desarrollo del cuerpo y las extremidades del animal, mientras que el otro conjunto estaría vinculado a factores de creciemiento.
La característica especial de la morfología de la jirafa es que una de estas proteínas podría haber evolucionado en paralelo con la del sistema circulatorio para adaptarse a su fisiología.
Cabe destacar que el corazón de las jirafas debe bombear sangre "hasta dos metros hacia arriba" para proporcionar un "amplio sumistro" de sangre a su cerebro, ha asegurado Cavener.
"Esta hazaña es solo posible porque el corazón de la jirafa ha evolucionado hasta desarrollar un ventrículo inusualmente grande, al tiempo que su presión arterial es el doble de alta que cualquier otro mamífero", ha sentenciado el experto.