El arquitecto de este gran parque reciclado explica que "los plásticos presentes en los océanos no surgen de la nada, sino que los emiten las ciudades", precisamente este es el caso de Rotterdam y su puerto comercial. Por tanto, es urgente frenar la contaminación de los plásticos que terminan en el mar. De hecho, esto fue lo que llevó a Knoester a poner en marcha su idea, buscar financiación y pedir los permisos necesarios al municipio.
El objetivo del proyecto es mejorar de forma sostenible la vida de los residentes locales y el hábitat de los peces y otras criaturas acuáticas en el río y el mar. El parque, de 140 metros cuadrados, se ubica cerca del puerto ya que era necesaria una zona verde en las áreas urbanas e industriales, afirma. Cuenta con zonas verdes flotantes y con una edificación elaborada con plásticos recogidos del mar que tiene forma de montaña con tres bolas.
Ahí también se clasifican los desechos recogidos, se reciclan y se les asigna una nueva función, como construir casas verdes. "Después de haberlo clasificado, el reciclaje consiste en hacer placas de plástico de esos desechos, que se utilizan después como una especie de bloques de construcción. Eso es la base del parque flotante, lo suficientemente ligero como para flotar y fuerte como para aguantar una masa", detalla.
Los visitantes del parque de Rotterdam podrán tomarse un café o un vino en los bancos instalados junto a las zonas verdes, asistir a un concierto o sacarse fotografías arquitectónicos edificios que caracterizan el fondo de esta ciudad portuaria.
La idea de este arquitecto es hacer parques reciclados en otras ciudades, como en la capital holandesa, Ámsterdam, donde ya está cerca de acordarlo con el municipio. Además, ya tiene planes confirmados para Charleroi (Bruselas) o en Yakarta (Indonesia), una de las ciudades más afectadas por la contaminación de plásticos. "Cuando se les dice que en Rotterdam se recogen unos 400.000 kilos de plástico cada año, (en Indonesia) se lo toman a risa porque eso es lo que ellos ven en una semana", comenta sobre su iniciativa.
En Rotterdam, el proyecto ha contado con el apoyo de la Fundación Recycled Island, la Fundación Medio Ambiente de AUDI y Arquitectos WHIM, entre otros.