Estas especies se consideran invasoras por causas muy distintas. En algunos casos, como el de las hormigas, las inclusiones en dicho Catálogo se producen antes de que aparezcan o al poco de detectarse, por prevención.

Picudo Rojo

Este escarabajo gigante de la familia de los gorgojos de entre 7 y 8 centímetros de longitud, lleva décadas en España y ya ha acabado con las palmeras de muchos lugares.

Mioporo

Se trata de un árbol de las Antípodas que lleva años empleándose en jardinería.

Mangostas y suricatos

El comercio ligado a la tenencia de mascotas ha provocado que haya una cantidad preocupante de ejemplares de mapache en Madrid.

Las mangostas y suricatos se pueden tener como mascotas, pero cuando crecen y empiezan a ser molestas, a menudo se liberan sin saber bien qué impacto pueden tener en la biodiversidad local.

Por ejemplo, el mapache es un animal que se come todo (reptiles, anfibios e insectos) y es relativamente agresivo con las personas, por lo que al liberarse puede causar un impacto directo sobre especies autóctonas.

Hormigas de fuego: loca y faraón

Algunas especies se consideran invasoras potenciales por no conocerse con precisión si tendrán un impacto negativo, aunque sí se puede vaticinar un efecto directo sobre las personas.

Algunas especies llevan años o décadas en un lugar y empiezan a impactar en el entorno en forma de plagas, a causa de los cambios que producen.

La hormiga de fuego, por ejemplo, pica y es venenosa.

Pez de acuario

Esta variedad de pez se encuentra en acuarios y solo se ha introducido en el embalse de Vallvidrera en Barcelona, que forma parte del Parque Natural de la Sierra de Collserola, que se ha tenido que vaciar debido a la existencia de esta y otras especies invasoras.

En este pantano, cercano a la ciudad de Barcelona, hay personas que dejan peces, tortugas y otros animales cuando no quieren tenerlos en sus casa, algo que ocurre en muchos ecosistemas acuáticos.

La zona del embalse es importante para mantener las poblaciones de anfibios autóctonos, por ello, los gestores del Parque Natural, vacían de forma periódica el embalse para eliminar las especies exóticas invasoras, que depredan huevos, renacuajos y adultos de anfibios.

El problema radica en el comercio por internet, que permite comprar cualquier especie de peces aunque en teoría no sea legal, aprovechando la falta de control.