Así, entre 2000 y 2009 se produjeron 86 accidentes en el transporte de animales, de los cuales en el 57% de los casos se trataba de transporte de cerdos, seguidos del transporte de vacas (30%), de pollos (8%), y ovejas (5%). En estos siniestros, la mortalidad de los animales fue del 22% para los cerdos y de 12% para el vacuno. Los datos han sido publicados en 'Journal of Applied Animal Welfare Science'.
La explicación de la alta proporción de accidentes en el transporte de cerdos está relacionada con la elevada demanda de consumo de estos animales. De hecho, los cerdos son uno de los animales más transportados debido a la gran demanda de su consumo en España y en Europa. Es por ello que son los más expuestos a los accidentes de tráfico.
Este tipo de accidentes tienen riesgos adicionales asociados al propio siniestro, ya que, según el estudio, hasta en el 70% de los casos, al menos en lo que se refiere al transporte de porcino, los animales deambulan por la carretera después del accidente. De hecho, en el 23% de los siniestros analizados estuvo involucrado otros vehículos que causaron la muerte a 41 personas.
Aunque en España el transporte de ganado está "ampliamente" regulado por las disposiciones nacionales y la legislación Europea, "sería importante desarrollar protocolos específicos de actuación que permitan abordar los diferentes tipos de siniestros con bases científico-técnicas", certifica María.
En función de la comunidad autónoma donde ocurre el siniestro, se sacrifica in situ al animal superviviente o se le vuelve a cargar para llevarlo al matadero. Según Miranda de la Lama, "esto debería estandarizarse, sacrificando de emergencia a los animales con lesiones especialmente dolorosas como fracturas expuestas, y volver a transportar a los animales aparentemente menos dañados".
La principal causa de los incidentes parece ser la fatiga de los conductores por las intensas jornadas de trabajo, las rutas mal diseñadas, y los altos niveles de exigencia laboral.
En el caso de los porcinos, en general el transporte es gestionado por compañías integradoras que disponen de un elevado nivel logístico, pero que se encuentran bajo una constante presión por la alta competitividad comercial, que suele afectar el comportamiento de los conductores.
Para prevenir estos accidentes, los autores del estudio aconsejan respetar los tiempos de descanso y los relevos en la conducción, y mejorar la planificación de las rutas.
El desarrollo de programas de formación específicos para transportistas y para el personal de los servicios de emergencia que acuden a estos accidentes sería también "muy necesario", en su opinión.