El aumento global de las temperaturas, así como la elevada escasez de agua en diversos territorios afecta cada vez a más especies, tanto animales como vegetales. Como concluye una nueva investigación desarrollada por diversos equipos del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y de la Universidad Pública de Navarra (UPN), una de las aves más perjudicadas sería la grulla común.
Así, la falta de agua en zonas encharcadas por las altas temperaturas derivadas del cambio climático, habría comenzado a afectar a su patrón migratorio. De esta forma, estas grandes aves que pasan la primavera, el verano y el comienzo del otoño en el norte de Europa y Asia, migran hacia finales del invierno y del otoño al sur de la península ibérica y sur de Asia, además de a África.
No obstante, durante los últimos años se ha visto un declive en el tiempo que dedican a permanecer en estas zonas de invernada. Un hecho que supone el descenso de permanencia de las aves a razón de un día cada tres años.
Por ello, los autores de la investigación denuncian el gran aumento en los índices de desertificación en el sur de Europa, que supone el abandono del área de migración con un anticipo que en la actualidad sería superior a las dos semanas. Además, como recogen los investigadores, este factor sería cada vez más determinante en las rutinas migratorias de diferentes aves; lo que podría desembocar en un desequilibrio en el hábitat de todo tipo de especies.