Los niveles de contaminación se han mantenido estables en los últimos seis años, según la OMS, sin embargo, "la contaminación ambiental es el mayor desafío para la salud pública".
Actualmente, más de 7.300 millones de personas habitan la Tierra, y eso significa que la presión sobre las ciudades es cada vez mayor. Asimismo, el transporte es uno de los más contaminantes por las emisiones a la atmósfera, ya que provoca que más del 80% de las ciudades superen los límites de calidad del aire recomendados por la OMS.
Los niños son los más perjudicados. La contaminación producida por los vehículos "contribuye en los más pequeños a empeorar los cuadros de bronquitis y los de asma en los más mayores, además de bronco espasmos y crisis respiratorias fuertes", indica Joaquín Villagómez Hidalgo, pediatra del Hospital Clínico de Valladolid.
Por otro lado, el gas ozono en la atmósfera "protege de los rayos ultravioleta, pero a nivel de tierra, cuando se inhala por las emisiones de los vehículos, es un contaminante para las vías respiratorias".
La neumonía es una de las principales causas de muerte en menos de cinco años porque la polución de partículas finas penetra profundamente en los pulmones y en el sistema cardiovascular, y produce ataques al corazón, obstrucciones pulmonares e infecciones respiratorias o derrames cerebrales.
Además, está comprobado que la contaminación atmosférica en las embarazadas origina alteraciones en el cerebro del feto. Y otra consecuencia es la menor capacidad cognitiva en niños y niñas, que muestran dificultades para controlar su comportamiento impulsivo.
Algunas medidas que se han ido poniendo en muchas ciudades han sido la de prohibir la circulación de vehículos en sus centros urbanos cuando los índices de contaminación superan los niveles normales, priorizando los más contaminantes. Es necesario fomentar otros hábitos de consumo.