En un estudio llevado a cabo durante más de 50 años y basado en un análisis detallado de una población de carbonero común (parus major) cerca de Oxford, Reino Unido, un equipo de científicos ha logrado hacer predicciones sobre cómo las aves pueden hacer frente a un cambio climático en el futuro. Estos expertos hallaron que en el caso de las aves pequeñas, como el carbonero común, la evolución puede realizarse lo suficientemente rápido de forma que su adaptación genética siga el ritmo de un entorno cambiante, pese a que la evolución por sí sola puede no ser suficiente.
Mediante el estudio de las aves individuales a lo largo de varios años, el equipo fue capaz de demostrar que las aves tienen una flexibilidad incorporada que les permite ajustar su comportamiento rápidamente como respuesta a los cambios a corto plazo en el medio ambiente. Esta flexibilidad, conocida como plasticidad fenotípica, aumenta considerablemente las posibilidades de que una población pueda sobrevivir a pesar de los cambios a corto plazo, pero esa posibilidad depende de lo cerca que se pueda realizar un seguimiento de los aspectos clave de su entorno, como la disponibilidad de alimentos.
El nuevo estudio, llevado a cabo por científicos de la Universidad de Oxford y publicado en la revista de acceso abierto 'PLoS Biology', utiliza las aves como un sistema modelo para entender las respuestas al cambio climático, ya que se basan en un pico de la primavera en cuanto al número de orugas para alimentar sus crías. El equipo combinó su estudio intensivo de las aves con datos sobre cómo ha cambiado esta fuente clave de alimentos que son las orugas con el tiempo.
Los científicos descubrieron que las aves están poniendo sus huevos en promedio dos semanas antes de lo que lo hacían hace 50 años, principalmente como resultado de esta plasticidad fenotípica. Las predicciones de los autores muestran que este mecanismo podría permitir a las aves sobrevivir al calentamiento de 0,5°C por año, superando fácilmente el peor escenario actual de 0,03°C de los modelos climáticos. Ante la falta de plasticidad, sin embargo, hay un 60 por ciento de posibilidades de que se extingan.
El trabajo previo sobre los efectos del cambio climático ha pasado por alto la forma en que las poblaciones pueden cambiar para que coincida con los cambios del entorno. "La razón principal de esto ha sido la falta de datos detallados para predecir cómo las poblaciones pueden responder a esas circunstancias", dijo el autor principal, el profesor Ben Sheldon.
"Nuestros resultados nos muestran en qué condiciones podemos esperar que las especies sean capaces de hacer frente a un entorno cambiante, y bajo qué condiciones deberíamos ser más pesimistas" añadió. Ben Sheldon recalcó que "Debemos estar especialmente preocupados por las especies que se reproducen lentamente, por que la necesidad de mostrar sólo la respuesta correcta al medio ambiente es particularmente crucial. Un área clave para el trabajo futuro es entender por qué algunas especies responden de forma correcta y otras muestran la respuesta equivocada".