"Ya sabíamos que los arrecifes de crustáceos estaban en mala forma en todo el mundo porque un 85 por ciento de ellos han desaparecido o están severamente degradados", ha dicho el director de asuntos marinos de Nature Conservacy Australia, Chris Gillies.
"Nuestro estudio confirma que la situación de estos hábitats marinos en Australia es peor dado que quedan menos del 1 por ciento de los hábitats de la ostra plana (Ostrea angasi) y del 10 por ciento de la ostra de roca ( Saccostrea)", añadió.
Los arrecifes de crustáceos se forman por el aglutinamiento de bivalvos como ostras y mejillones, que crean, modifican y mantienen un hábitat que sustenta varias especies de peces e invertebrados, y protege la línea costera.
La mayoría de estos ecosistemas desapareció entre los siglos XIX y XX debido a las prácticas pesqueras destructivas, el deterioro de la calidad del agua, las especies invasoras, el brote de enfermedades y los cambios ambientales.
El mayor declive se encontró en la población de ostra plana que de los 118 arrecifes identificados en registros históricos actualmente solo se encuentra en uno situado en la bahía Georges, en la isla de Tasmania.
El coautor del estudio, Ian McLeod, de la UJC, destacó que estos arrecifes están más amenazados que la Gran Barrera, el sistema coralino más grande del mundo situado en el noreste de Australia.
"La Gran Barrera y otros arrecifes de coral están amenazados, pero son los arrecifes de crustáceos los que han sufrido más. Muchos han desaparecido antes de que cualquiera de nosotros hayamos nacido y por eso no nos hemos dado cuenta de la pérdida", recalcó McLeod.