"Australia es un líder mundial cuando se trata de proteger nuestros océanos", dijo el ministro del Ambiente, Tony Burke, al recordar que la isla-continente está rodeada por una gran extensión de mar.
Para mitigar el impacto de esta medida anunciada en junio pasado, el Gobierno informó de que dará al sector pesquero un paquete de indemnizaciones de unos 104 millones de dólares (80,4 millones de euros) a partir de mediados del próximo año. Según cálculos del Gobierno, "el impacto en la pesca de especies salvajes alrededor de Australia será de alrededor del uno por ciento del valor de su producción", indicó Burke.
El ministro precisó que hasta la entrada en vigor, en julio de 2014, de los nuevos planes de gestión no se producirán cambios en las regulaciones en las nuevas áreas que se han sumado en la nueva red de reservas marinas.
La creación de la red de reservas marinas reforzará la protección de animales como las ballenas, tortugas y otras especies amenazadas, incluidas el tiburón ballena, el tiburón nodriza gris y el dugongo (mamífero marino pariente del manatí).
Entre las nuevas reservas marinas creadas por el Gobierno australiano se incluyen el Cañón Perth, en el suroeste del país, que es más grande que el Gran Cañón, aunque "la joya de la corona" será el Mar de Coral, situado en el noreste australiano.
El representante de la Fundación Australiana para la Conservación, Paul Sinclair, subrayó que "las reservas protegerán el magnífico legado de la biodiversidad marina y muchos de los espectaculares arrecifes de coral" del país, según la agencia local AAP.
La creación de reservas marinas supone el nivel máximo de protección y prohíbe actividades extractivas como el de hidrocarburos, aunque permite el tránsito de barcos, el turismo y actividades recreativas como el submarinismo.
En el año 2010, la décima Conferencia de las Partes de la Convención de Diversidad Biológica, celebrada en Nagoya (Japón), acordó que el 10 por ciento de la superficie marina mundial debería estar protegida en el año 2020.