En un comunicado, el Ministerio de Medioambiente y Agua señaló que el agua contaminada es una de las mayores amenazas que afectan a la Gran Barrera, el mayor arrecife de coral del mundo, lo que afecta a los manglares y las plantas acuáticas y ralentiza la recuperación del blanqueamiento. "La contaminación de sedimentos es una de las mayores amenazas para la Gran Barrera de Coral. La mala calidad del agua impide que el coral vuelva a crecer, mata las plantas marinas y bloquea la luz solar necesaria para un arrecife sano", dijo la ministra de Medioambiente, Tanya Plibersek.
La ministra precisó que las comunidades locales, la industria y el medioambiente dependen del agua limpia para su supervivencia. En cooperación con las comunidades locales, la inversión contará con programas para reducir los pesticidas y el exceso de nutrientes procedentes de las explotaciones granjeras y otras industrias en la zona, en el noreste de Australia. El Ministerio precisó que esta inversión forma parte de los 1.200 millones de dólares australianos (unos 806 millones de dólares o 725 millones de euros) comprometidos por el actual Gobierno laborista para proteger a la Gran Barrera.
El pasado abril, la Autoridad del Parque Marino de la Gran Barrera de Arrecifes australiana indicó que la Gran Barrera del Coral, que se extiende a lo largo de 2.300 kilómetros, padece blanqueamiento en el 73 por ciento de su superficie. El cambio climático es la mayor amenaza de la Gran Barrera, que ha sufrido hasta ocho blanqueamientos masivos, que supone la muerte de los corales, en los últimos ocho años. Así, el Comité de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO pidió en junio a Australia que mejore la lucha contra la crisis climática y la deforestación para proteger a la Gran Barrera, ante la preocupación por el deterioro de este patrimonio mundial.
El mal estado de este entorno marino ha provocado que haya estado a punto de ser incluido varias veces en la lista negra de Patrimonio en peligro. La Gran Barrera, que es el hogar de 400 tipos de coral, 1.500 especies de peces y 4.000 variedades de moluscos, comenzó a deteriorarse en la década de 1990 por el doble impacto del calentamiento del agua del mar y el aumento de su acidez por la mayor presencia de CO2 en la atmósfera.