Un grupo de científicos del Consejo de Investigaciones Científicas (CSIC) ha confirmado la presencia de una alta cobertura de CO2 de origen humano en masas de agua intercambiadas en el Estrecho de Gibraltar.
Esta investigación, que atiende a las mediciones periódicas llevadas a cabo durante 11 años (entre 2005 y 2015), es la primera en la que se recoge una evolución temporal de la masa de acidificación de las aguas del Atlántico Norte y el Mediterráneo que se intercambian a través del canal.
Acidificación de los océanos
El océano absorbe alrededor de un tercio de las emisiones de CO2 mediante la disolución inicial del gas en las aguas superficiales y su posterior transporte al fondo oceánico a través de las corrientes y de los procesos de mezcla. A pesar de que allí se acumula con el tiempo, este efecto amortiguador supone que los ecosistemas marinos sufran una acelerada acidificación oceánica.
Esta, afecta a los ciclos de elementos esenciales del océano, pero también a la biota del medio, desde el plancton, a los corales y bivalvos.
Por otro lado, el descenso del pH en la cuenca mediterránea ha sido más lento de lo previsto durante la última década, según los científicos de la investigación, como consecuencia de los mecanismos de circulación. Además, a esto se le suman distintas particularidades biogeoquímicas que, en conjunto, ejercen un efecto de absorción.
A largo plazo, el equipo estima que la entrada de lasaguas atlánticas acidificadaspor el Estrecho exacerbará la disminución de pH en el Mediterráneo. Por lo que es esencial continuar la observación oceánica en este nodo geográfico tan relevante, con el fin de monitorizar el estado de salud de los ecosistemas.