El anuncio de China sobre la revisión del acuerdo con Canadá no frena el inicio de la caza anual de 300.000 focas en la costa este. La respuesta internacional por parte de EE.UU y la UE ha consistido en el cierre sus mercados a la carne de foca. Recientemente China ha anunciado que revisará acuerdo con Canadá.
Canadá sacrifica a más de 300.000 focas cada temporada y su Gobierno autoriza la actividad porque la considera "fundamental para la subsistencia de las comunidades pesqueras". Sin embargo, desde ONG´s como Greenpeace, consideran que justificar la caza de focas utilizando la disculpa del "colapso de las poblaciones de bacalao" no tiene sentido. Según la organización ecologista, en el pasado han convivido en equilibrio las grandes poblaciones de focas y ballenas con enormes poblaciones de bacalao, "y todas sus poblaciones eran mucho mayores que las actuales".
"Las redes alimentarias marinas son muy complejas: las focas no solo se alimentan de bacalao, también de otras especies que son depredadoras del bacalao, por lo que la disminución de focas podría provocar un aumento de las especies depredadoras de bacalao y perjudicar aún más los stocks de bacalao", indican desde la ONG.
El 95% de las focas sacrificadas por su piel cuenta con menos de tres meses de vida. En el último lustro, organizaciones conservacionistas han proporcionado evidencias de 660 violaciones de las normativas canadienses que regulan la caza de estos animales.
De hecho, tanto EE.UU. como la UE han prohibido la importación de carne de foca. Y China, uno de los principales mercados para los pescadores canadiense, ha anunciado que revisará el acuerdo que tiene con Canadá. “Tenemos que seguir diciéndole al mundo que se trata de una caza sostenible. Es una cacería humana”, ha dicho Gail Shea, la ministra de pesca canadiense.
La Organización Internacional del Comercio (OMC) concluyó, el pasado noviembre que si bien la prohibición socava el comercio justo, las restricciones pueden estar justificadas por las “preocupaciones morales públicas” sobre el bienestar animal.
Canadá dice tener seis mil cazadores con licencia y que todos están preparados para matar sin causar dolor a los animales, algo que los movimientos ambientalistas niegan. Se calcula que cada temporada son 400.000 las focas arpas matadas por los cazadores. Según los críticos, la industria está en su peor momento.