“Si no se aplican acciones de mitigación” habrá sequías extremas “casi cada año para 2043”, ha señalado el experto del Centro de Investigación Conjunta de la UE (JRC) Andrea Toreti en una comparecencia ante la comisión de Medioambiente del Parlamento Europeo.
Durante el verano de 2022 la UE ha sufrido una sequía que afectó al 64 % del territorio e impactó en la agricultura, la generación eléctrica y el transporte fluvial y, si no se toman medidas para frenar el cambio climático, los científicos esperan que serán así de extremas y recurrentes “casi cada año” para 2043.
Toreti ha hecho alusión a que amplias zonas de la península ibérica han estado afectadas por una falta severa de precipitaciones desde enero de 2022 mientras que en otras zonas de Europa la sequía había empezado en diciembre de 2021.
“Esta falta de precipitaciones continuó en muchas partes de Europa también en primavera, especialmente en el norte de Italia” y ha remarcado que las olas de calor empezaron mayo y persistieron durante el verano en más de la mitad del territorio comunitario.
“Sectores económicos clave” acusaron la falta de lluvia como la agricultura, especialmente los cultivos de maíz, soja, girasol y arroz, el transporte fluvial, reflejado en el bajo caudal del río Rin que nace en Suiza y desemboca en el mar del Norte, y se dañaron también ecosistemas en deltas fluviales, donde se registraron “intrusiones de agua marina” de hasta 40 kilómetros.
“Todo el planeta está en riesgo de sequía” si no se frena el cambio climático y las temperaturas avanzan entre 1,5 y 4 grados centígrados a final de siglo respecto a los valores preindustriales.
También, ha referido la necesidad de adoptar medidas de mitigación a todos los niveles tanto Europeo, como local y regional, aunque sea difícil adaptarse porque “la sequía no sabe de fronteras”.
En el plano agrícola habló sobre los “servicios climáticos a medida” que ya se están desarrollando y probando en Italia, España o Portugal, como generar alertas tempranas que permitan al sector prepararse mejor y “limitar el impacto”, por ejemplo, adaptando las variedades al inicio de la temporada de siembra.
Ya se trabaja en una “Evaluación Europea de Riesgo Climático”
En la misma sesión, el director de la Agencia Medioambiental Europea, Hans Bruyninckx, también ha señalado que este último verano no fue ni inesperado ni inusual desde el punto de vista científico, pues el calor extremo y la falta de lluvia serán fenómenos cada vez más recurrentes.
“Ha sido menos extremo que algunos de los veranos que veremos”, ha declarado el máximo responsable de esa agencia, que subrayó que las temperaturas han aumentado ya 1,2 grados respecto a los valores preindustriales y el mundo se dirige hacia “1,5 grados y más”.
En 2024 se presentará una “Evaluación Europea de Riesgo Climático” en la que, según Bruyninckx, ya trabajan los científicos comunitarios y, aunque ha evitado sugerir políticas concretas a los legisladores, sí afirma que es necesario abordar “la adaptación climática como una inversión esencial y necesaria”.
Impulsar la voluntad política en combinación con medidas de mitigación; como la restauración de los suelos, la mejor gestión del agua y la restauración de la biodiversidad son necesarias, pero ha remarcado que “la naturaleza ya sufre los efectos del cambio climático” y no podemos “ser ingenuos” porque todas esas medidas “tienen límites”.
“No hay que esperar una década (...), el problema ya está aquí”, resumió.