El informe sobre el uso de la tierra publicado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), órgano que depende de la ONU, alerta de la alarmante situación que supone el uso actual del suelo. Si no se realiza un cambio en la dieta y alimentación de gran parte del planeta, no se lograría el objetivo de impedir el aumento de temperaturas del planeta para 2020.
El documento forma parte de un total de tres informes distintos sobre la situación actual del globo y el cumplimiento de las metas climáticas, aprobados durante el Acuerdo de París de 2016. De acuerdo con los resultados expuestos, es necesario modificar el uso forestal y agrícola del suelo; a través de distintas recomendaciones y actuaciones que los encargados del estudio facilitarán a los mandatarios firmantes del tratado de París.
Hasta ahora, los bosques y grandes espacios forestales del planeta eliminaban hasta un tercio de las emisiones contaminantes que llegaban a la atmósfera, mediante la filtración. No obstante, la deforestación y los nuevos usos del terreno; tanto para cultivos, como para actividades industriales o la construcción de infraestructuras de áreas urbanas.
Esto supone que más del 70% de la superficie no helada del planeta se destine a actividades de este tipo. De esta forma, la actuación como filtro por parte del suelo ha derivado en la contraria. Por lo que en lugar de eliminar los gases de efecto invernadero, los distintos usos del terreno obligan al suelo a convertirse en un nuevo emisor.
Sin embargo, a este problema se le suma el derroche de alimentos, que alcanza una media de entre un 25% y un 30% de la comida producida a nivel mundial. A este respecto también se le une el aumento de la obesidad en el mundo que ya supera los 2.000 millones de personas.
Los cambios en los usos del terreno y en las dietas, que pasan por reducir el consumo de carne por la cada vez mayor expansión de las actividades ganaderas, ayudarían a cambiar una situación que los expertos aún no consideran irreversible. No obstante, también añaden la urgencia de regresar a prácticas agrícolas, ganaderas y silvícolas más sostenibles y que perjudiquen menos al terreno.