La normalidad no se alcanzará hasta que ‘Fran’, el único ejemplar que aún no ha podido ser capturado, regrese con sus compañeros, pero la actividad en el centro ya es la habitual de cualquier día, los técnicos y voluntarios observaban por los monitores el estado de los animales, reubicados en sus cercados, de 500 metros cuadrados, a los que el estrés sufrido por la evacuación del pasado domingo no les ha causado problemas aparente, según ha indicado el director del centro, Francisco Villaespesa.
La declaración del incendio ya puso en alerta al personal de este centro que vivía desde ese momento “intranquilo pero sin tensión” esperando, como finalmente se produjo, se diera la orden de evacuación.
Para ello, se llevó a cabo el protocolo establecido, que según Villaespesa, “se ha cumplido y funcionado bien”, capturando en una hora a todos los linces que fue posible -nueve adultos y cinco crías- y dejando en las instalaciones al resto, trece ejemplares.
A ellos, se les dejaron abiertas las puertas de los cercados y el perímetro del centro para que, en caso de que el fuego llegara pudieran escapar: “Son animales que muchos de ellos llevan 10 años con nosotros en cautividad, por ello confiábamos en que si no llegaba el incendio, aunque se abrieran las puertas, cuando volviéramos seguirían aquí, como ha sucedido”.
Todavía falta Fran
El lunes por la mañana, una vez autorizada la vuelta al centro y superada “la emoción” de saber, al activar el sistema de videovigilancia, después de haber tenido que “bajar los plomos”, y comprobar que “estaba todo en su sitio”, la tarea se centró en recuperar a los tres linces que salieron del perímetro.
Uno fue capturado inmediatamente y otra, la hembra ‘Aura’ al siguiente día "falta el macho ‘Fran’ al que los guardias del parque han visto por los alrededores, y del que se sigue el rastro que va dejando en la arena de Doñana, por lo que esperamos capturarlo en poco tiempo”.
Homer, víctima del estrés
La noticia triste de todo lo sucedido es la muerte de la hembra ‘Homer’ como consecuencia del estrés por la captura y el posterior traslado, aunque incluso este hecho va a permitir “seguir avanzando en el manejo de la especie”.
‘Homer’ fue la última hembra en parir esta temporada, en cocreto el pasado mes de mayo, a dos de los cachorros que fueron evacuados y que ahora, en una experiencia “pionera” en el programa de cría permanecen junto a su padre en el cercado.
“Ya el año pasado se dejó a Homer con el macho Esparto durante todo el proceso de cría, cuando habitualmente se separan, pero es la primera vez que están solos con el padre, sin una madre que es la que los defiende; por eso estamos aprendiendo, viendo como se desarrolla esta faceta y sumando experiencia al programa”.
Estos cachorros están siendo alimentados por los cuidadores tanto con leche como con carne, tratando de tener el menor contacto con ellos.
Han sido, por tanto, momentos de intranquilidad, de preocupación que posteriormente dieron paso a la emoción en un centro que tiene mucho que decir en la recuperación del lince ibérico en la Península Ibérica, no en vano es el pionero, al venir desarrollando su actividad desde 1992.