El abandono de tierras rurales y la falta de aprovechamiento de los bosques han dejado grandes extensiones de terreno en condiciones propicias para que el fuego se propague rápidamente cuando se desata un incendio.
En el marco del Día Mundial de la prevención de incendios forestales, celebrado el 18 de agosto, se destaca que aunque las cifras actuales de incendios y superficie quemada son mejores que las de los últimos cuatro años, persisten desafíos importantes. La comunidad internacional, con el apoyo de España, debe intensificar los esfuerzos contra el cambio climático, principalmente mediante la reducción del uso de combustibles fósiles y una mejor gestión del paisaje.
La creciente frecuencia e intensidad de los incendios forestales en las últimas dos décadas ha llevado a la comunidad científica a hablar de "megaincendios" o incendios de sexta generación, que son tan intensos que pueden modificar las condiciones meteorológicas locales. Para enfrentar estos obstáculos, es fundamental evitar el abandono rural, gestionar adecuadamente la biomasa cerca de las viviendas, extremar las precauciones con la maquinaria en épocas de riesgo, y avanzar en la planificación urbanística.
Un ejemplo de las acciones que se están tomando es el proyecto "Bosques cortafuegos" de WWF, que se desarrolla en zonas afectadas por incendios, como el de Cortes de Pallás. Este proyecto, que se extenderá durante una década más, tiene como objetivo hacer el paisaje más resistente a los incendios, restaurando áreas afectadas y gestionando el territorio para prevenir futuros desastres. Hasta ahora, se han restaurado 75 hectáreas, con la meta de alcanzar 125 hectáreas para este año.